Los niños no necesitan de algo tan sofisticado y moderno para tener grandes momentos de diversión, incluso algo tan sencillo como un papalote, les puede traer horas de alegría y más si está hecho con sus propias manos.
La historia del papalote es muy complicada, pues existen muchas historias y leyendas que han pasado de generación en generación, sin embargo se puede decir con seguridad que su origen es asiático. China es el país al que se le atribuye el nacimiento del papalote, se cree que el primer cometa o papalote de madera, con la forma de un pájaro, se voló alrededor del año 400 a.C.
El papalote ha tenido innumerables usos, desde el entretenimiento hasta la milicia, hay historias de su uso como puntos de observación durante la primera guerra mundial y quién no recuerda el experimento de Benjamin Franklin que llevó al uso y control de la electricidad.
A México llega con los españoles, los indígenas lo llamaron papalote (en realidad papalotl – mariposa) pues les pareció eso más que otra cosa. También se le llama papalote a un árbol de la familia de las ulmaceas, el olmo (Chaltopolea mexicana), pues sus frutos (o semillas) tienen pequeñas alas.
Actualmente hay papalotes de las mas diversas formas, los más populares y fáciles de hacer son los de forma rómbica, pues bastan un par de varillas de madera y un trozo de tela o plástico para el cuerpo, un cordón para volarlo y trozos de tela o plástico para la cola. Los más elaborados se usan en competencias donde se evalúan la velocidad, belleza y coordinación (al estilo de los vuelos coordinados de los aviones) y pueden llegar a costar varios cientos de dólares.